En febrero, el alcalde de El Cajon y candidato republicano al Congreso, Bill Wells, sonó una alarma familiar en Fox News.
"Hay muchas personas que están llegando y no tenemos idea de quiénes son", dijo Wells sobre los migrantes que cruzan la frontera ilegalmente. "Es lógico pensar que muchos de ellos serán criminales".
Tales declaraciones no están respaldadas por las estadísticas de crimen. Sin embargo, en la antesala de las elecciones presidenciales de noviembre, los políticos están utilizando el miedo al "crimen migratorio" como una justificación para políticas como las deportaciones masivas y el cierre del sistema de asilo.
Nadie ha golpeado este tambor más fuerte que el ex presidente Donald Trump mientras busca un segundo mandato en la Casa Blanca.
"Van a suceder cosas malas", dijo Trump a una multitud entusiasta en la Convención Nacional Republicana el mes pasado. "Por eso, para mantener a las familias seguras, la plataforma republicana promete lanzar la operación de deportación más grande en la historia de nuestro país".
Es una narrativa política centenaria en los Estados Unidos que ha persistido porque funciona. Más de la mitad de todos los estadounidenses creen que la inmigración ilegal está vinculada a tasas de crimen más altas, según una encuesta reciente de Axios.
Durante la campaña presidencial de 2020, el presidente Joe Biden prometió revertir las duras políticas de inmigración de la era Trump, e incluso criticó el trato de la Patrulla Fronteriza a los migrantes. Pero en este ciclo electoral, Biden y la candidata demócrata, la vicepresidenta Kamala Harris, están adoptando una postura mucho más dura.
En junio, Biden emitió acciones ejecutivas que cerraron efectivamente el asilo para las personas que cruzan la frontera ilegalmente. Y la semana pasada en la Convención Nacional Demócrata, Harris alardeó de sus "fuertes" políticas fronterizas.
"El año pasado, Joe y yo reunimos a demócratas y republicanos conservadores para redactar el proyecto de ley fronterizo más fuerte en décadas", dijo. "La Patrulla Fronteriza lo respaldó".
Los críticos de ese proyecto de ley bipartidista señalan que dificultaría mucho más que las personas busquen asilo e incrementaría la vigilancia fronteriza en un momento en que un número récord de migrantes están muriendo a lo largo de la frontera sur.
Los críticos de ese proyecto de ley bipartidista señalan que dificultaría mucho más que las personas busquen asilo e incrementaría la vigilancia fronteriza en un momento en que un número récord de migrantes están muriendo a lo largo de la frontera sur.
Las estadísticas dicen lo contrario
Todo esto está sucediendo mientras los datos del FBI y la Patrulla Fronteriza, junto con varios estudios académicos, muestran que las personas nacidas en los Estados Unidos tienen mucha más probabilidad de ser arrestadas y condenadas por delitos violentos.
A pesar de la afirmación de Wells de que "no tenemos idea" de quiénes son los migrantes indocumentados, los agentes de Aduanas y Protección Fronteriza de los EE. UU. rastrean a los migrantes que tienen condenas penales.
Durante el último año fiscal, los agentes arrestaron a más de 15,000 migrantes con condenas penales que intentaban cruzar la frontera. Esas detenciones representan menos del 1% de los más de 2.4 millones de encuentros con migrantes en la frontera sur ese año.
Los críticos de la narrativa del "crimen migrante" señalan que las ciudades fronterizas están entre las más seguras del país. Por ejemplo, San Diego tiene una tasa de delitos violentos más baja en comparación con ciudades de tamaño similar como Dallas y San Antonio. Y El Paso tiene tasas más bajas que Boston o Denver, según datos del FBI.
En 2024, tanto los delitos violentos como los delitos contra la propiedad han disminuido en San Diego, esto después de que los agentes de la Patrulla Fronteriza hayan liberado a miles de migrantes en la región. Lo mismo puede decirse de la ciudad de Nueva York, Chicago, Filadelfia, Los Ángeles y San Francisco, otras ciudades que atraen a un gran número de migrantes.
"El crimen en la mayoría de las grandes ciudades a las que van los migrantes ha disminuido", dijo Aaron Riechlin-Melnick, director de políticas del Consejo Americano de Inmigración. "No solo no hay una ola de crímenes de migrantes, ni siquiera hay una ola de crímenes".
La evidencia que refuta la noción de altas tasas de crimen de migrantes es abrumadora, dijo Alex Nowrasteh, vicepresidente de estudios de políticas económicas y sociales en el instituto Cato, de tendencia libertaria.
"Los resultados de todos los estudios son bastante similares entre sí en el sentido de que todos encuentran que los estadounidenses nacidos en el país tienen las tasas más altas de condenas y arrestos criminales", dijo Nowrasteh, quien ha escrito extensamente sobre el tema. "Los inmigrantes ilegales tienen tasas en el medio y luego los inmigrantes legales tienen las tasas más bajas".
Texas es el mejor
Nowrasteh estudia datos de Texas, el único estado que rastrea el estatus migratorio de las personas acusadas y condenadas por delitos. Llama a Texas un estado ideal para su investigación porque tiene la segunda población de inmigrantes indocumentados más grande del país, colinda con México y tiene una historia de estricta aplicación de la ley.
Los inmigrantes indocumentados en Texas tienen un 26% menos de probabilidades de ser condenados por homicidio en comparación con los residentes nacidos en el país, y los inmigrantes legales tienen un 60% menos de probabilidades, según muestra la investigación.
"Si el objetivo es reducir la delincuencia, no querrás enfocarte en una población que tiene una tasa de condenas penales más baja que los estadounidenses nacidos en el país", dijo.
Pero incluso estos duros hechos pueden no ser rival para una narrativa tan persistente sobre el crimen migratorio. En varios puntos de la historia, los inmigrantes irlandeses, italianos y japoneses han sido considerados amenazas para la seguridad pública.
Y una forma en que políticos como Trump alimentan el miedo es seleccionar ejemplos de crímenes atroces cometidos por inmigrantes.
"Por supuesto que ha habido incidentes individuales que son verdaderamente horribles", dijo Reichlin-Melnick. "Has visto a varias mujeres que han sido asesinadas por individuos que están indocumentados. Estas han sido circunstancias verdaderamente terribles y mi corazón está con la familia.
Sin embargo, dice, una cosa que siempre falta en estos relatos es el contexto. Estos son ejemplos aislados de una población de más de 12 millones de personas.
"No es correcto señalar uno o dos casos y usar eso para extrapolarlo a toda una población de personas de diversos orígenes, religiones, creencias, credos, orígenes nacionales que realmente solo comparten una cosa y eso es la falta de documentación", dijo Reichlin-Melnick.
